Un tercio de la población humana está infectada por un parásito llamado Toxoplasma gondii, pero la mayoría no lo sabe. Aunque el Toxoplasma no causa síntomas en la mayoría de las personas, puede ser perjudicial para individuos con un sistema inmunitario muy deteriorado y para fetos cuyas madres se infectan durante el embarazo. Las cepas particularmente peligrosas, presentes sobre todo en América del Sur, son la principal causa de ceguera en Brasil.
El Toxoplasma es uno de los muy pocos parásitos que pueden infectar a casi cualquier animal de sangre caliente. Sus esporas se encuentran en la tierra de los suelos e infectan con facilidad a los animales de granja, como vacas, ovejas, cerdos y pollos. Los humanos podemos resultar infectados al comer carne poco cocida o verduras crudas sin lavar.
"Está en todas partes, y sólo se necesita una espora para infectarse", subraya Jeroen Saeij, profesor de biología en el MIT. "La mayoría de los casos no son fatales, pero producen una infección crónica, durante toda la vida, principalmente en el tejido cerebral y muscular".
El parásito segrega una proteína llamada GRA15, que provoca inflamación en el organismo infectado. Todas las cepas de Toxoplasma tienen esta proteína, pero sólo la versión que se encuentra en el tipo II causa inflamación, una reacción inmunitaria encaminada a destruir invasores, pero que también puede dañar los tejidos del organismo infectado si no se restringe debidamente. En el cerebro, la inflamación puede conducir a la encefalitis. Esta capacidad de provocar inflamación probablemente sea el motivo de por qué la cepa tipo II es mucho más peligrosa para los humanos.
http://www.amazings.com/ciencia/noticias/020211e.html
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